top of page

Corazón inquieto.

Foto del escritor: Johanna Ochoa Johanna Ochoa

Actualizado: 10 jul 2021

Hoy quiero compartir contigo algo que ha estado dando vueltas en mi cabeza en los últimos días, algo que me trajo de nuevo aquí con un corazón abierto e inquieto que está latiendo menos de lo normal.


 

Un corazón que se inquieta un poco cada día, más de lo que quisiera aceptar.

Mi corazón se inquieta al pensar en el “mañana” se inquieta al pensar en cuál es la voluntad de Dios para mi vida. Me pregunto muchas veces: "¿Qué es lo que quiere Dios para mí? ¿Qué debo hacer?".

Probablemente tú como yo en algún momento te has hecho estas preguntas y quizás pudiste obtener esas respuestas, o, puede que aún estés buscando respuestas.


 

En diferentes ocasiones he escuchado o me han dicho: “Tienes que seguir la voluntad de Dios”. La verdad, muchas veces no comprendía eso al 100%.

Confió en la voluntad de Dios, estoy segura de que pase lo que pase nada sale de Su soberanía.

La cosa es que a veces no sé si lo que hago, o las decisiones que estoy por tomar van conforme a la voluntad de Dios.


Muchas veces digo querer seguir la voluntad de Dios, pero la verdad es que la mayoría de las veces quiero hacer lo que es mejor para mí, de acuerdo a mi criterio, conforme a mi experiencia, acorde a mis sueños y anhelos.


La verdad es que yo he buscado muchas veces solo lo mío, he buscado satisfacer solo mis necesidades. He buscado realizar mis sueños, cumplir mis deseos, me he enfocado solo en mí.

Intento engañar al mundo y engañarme a mi misma diciendo “esto es lo que Dios quiere para mí” pero, ¿en verdad es así? ¿En verdad esa es la voluntad de Dios para mi vida?, o, simplemente estoy queriendo usar a Dios a mi beneficio y tratando de justificar mis acciones y decisiones afirmando que esa es la voluntad de Dios.


Seguimos diciendo: “hago esto porque Dios así lo quiere”.

A veces, usamos el nombre de Dios para justificar nuestras acciones.

De alguna manera también consiente o inconscientemente lo hacemos para deslindarnos de responsabilidades, para salir “limpios” y decir “No se hizo porque Dios no quiso”, o, “lo hice porque Dios así lo quiso”


 

Quizás lo que nosotros queremos no es malo, quizás es algo bueno y probablemente pensamos que esa decisión que estamos por tomar, es la correcta. Pero quizás, eso también nos hace olvidar que los planes de Dios son muchísimo mejor que nuestro mejor plan. Probablemente no lo creemos del todo y por eso tomamos decisiones equivocadas y/o apresuradas. Quizás nos adelantamos y pasamos por alto los tiempos de Dios.

De nuevo nos enfocamos en nosotros y hacemos a un lado lo que Dios quiere mostrarnos. No permitimos que Dios trabaje en nosotros y en nuestros corazones.


A veces me enfoco tanto en obtener algo terrenal que dejo de prepararme para lo eterno.


Y no digo que prepararnos en esta vida sea algo malo, ni digo que cumplir nuestras metas sea malo, no, no digo eso. Pero a veces me pongo a reflexionar en esto y me doy cuenta de que muchas veces nos esforzamos tanto por conseguir algo aquí; algo que no va a contar para nuestra eternidad, algo que se va a acabar en un momento y aun así hacemos todo por conseguirlo.

Queremos con tantas ganas realizar nuestros sueños y dejamos a un lado lo más importante. Quizás no nos olvidamos de Dios, pero dejamos de esforzarnos y crecer en lo que realmente cuenta. Dejamos de enfocarnos en lo importante; Jesús.


Si ahorita me preguntas: “¿cuál es la voluntad de Dios para tu vida?”, con honestidad puedo responder: La voluntad de Dios es que yo sea salva, restaurada, limpia y transformada por medio de Jesucristo. Su voluntad es que yo viva para Él, que le sirva, que trabaje en Su obra. Dios quiere que lo que haga, diga y decida vaya alineado a Su carácter. Dios busca que lo que yo decida y haga, vaya conforme a quien es Él.

Que todo lo que haga vaya conforme Su voluntad. Y Su voluntad es: perfecta, justa, agradable y santa.


Sé que no es fácil el camino, pero también sé que no voy sola en ese camino y si me equivocó, lo volveré a intentar y volveré a aferrarme a Cristo.

Buscaré cada día prepararme para esa eternidad que Jesús me ha dado por medio de Su sacrificio en la cruz.


Y, ¿tú? ¿Estás siguiendo la voluntad de Dios o estás siguiendo tu voluntad?


<<El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón>>.

Salmos 40:8


 

Comencé diciendo que mi corazón ha estado inquieto y la verdad sigue un poco inquieto, pero ahora, aun con esa inquietud puedo decir que hay paz en este pequeño loco e inquieto corazón. Y sí, vienen dudas, preguntas y a veces miedo, pero en esos momentos me aferro a la palabra de Dios, recuerdo y confió en Sus promesas y viene la paz que solo Dios puede darme.

Te invito a que tú también descanses en Dios y que no dejes que tu corazón se inquiete de más.

Recordemos que nuestro futuro está en Jesús. Pongamos nuestra esperanza y confianza en Él.


 

<<Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús>>. Filipenses 4:6-7


 



 

Kommentare


¡Muchas gracias por visitarme y leerme!

bottom of page