A veces nos sentimos sin ganas de seguir, tratamos de huir y nos sentimos derrotadas. Nos sentimos vencidas, nos sentimos pequeñitas, desprotegidas y la tristeza y la ansiedad llegan de nuevo a nosotras. Entramos a nuestra habitación, nos metemos a la cama, nos cubrimos con las cobijas, abrazamos una almohada y nos sentimos rotas, vacías, nos sentimos solas. Cerramos los ojos y sentimos como las lágrimas caen una vez más. Una noche más las lágrimas están ahí mojando nuestra almohada, recorriendo nuestras mejillas. El aire se nos va e intentamos respirar pero tomar aire se vuelve difícil y tratamos de no hacer ruido porque no queremos que nos escuchen, no queremos asustar a nuestra mamá. Respiramos nuevamente y honestamente sin muchas ganas, sin saber por qué lo estamos haciendo, empezamos a orar, empezamos a hablar con Dios.
En esos momentos solo vienen a mi mente las palabras de Jesús :
“Padre, Padre, ¿por qué me has desamparado? "
Digo esas palabras y las hago mías ahora. Así me siento en estos momentos, eso es lo que sale desde el fondo de mi corazón. Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado?
Comienzo a llorar aún más y trato de hablar con Él nuevamente, esta vez vienen varias preguntas a mi mente, ¿Por qué? ¿Cuánto tiempo más? ¿Hasta cuándo voy a sentirme así? ¿Qué tengo que hacer?
Papá, ¿por qué me has abandonado?
Dios no nos responde de la manera que nos gustaría, no llega un milagro a nuestra vida de la manera que quisiéramos pero quien si llega es Jesús, llevando nuestro dolor, cargando nuestro dolor. Jesús cargando nuestro dolor nos dice “aquí estoy”.
Y empezamos a sentir calma y sí, aún siguen cayendo las lágrimas pero ahora sentimos como va entrando esa paz en nuestro corazón, esa paz que solo Jesús puede dar.
Todos hemos tenido días difíciles y quizás ahorita estés pasando por uno de ellos. Posiblemente te han lastimado y sé que es difícil seguir, sé que te sientes vencida (o) pero no lo estás. Yo sé que es muy difícil seguir, créeme, he tenido muchos de esos días en los cuales respirar es difícil. Pero, querida (o) tienes que levantarte y dejar que Dios trabaje en ti. Pero debes permitirle eso.
Tenemos que dejar que Dios siga obrando y sanando nuestras vidas, pero eso es algo que solo tú puedes permitirle.
Abraham, Noé, Moisés, David, Jonás, Pedro, y muchas otros personajes de la biblia fallaron, su fe fallaba y hemos leído acerca de las consecuencias a sus decisiones, y para algunos hubo un momento de silencio de parte de Dios pero las promesas continuaban. Dios se mantuvo fiel en las buenas y en las malas.
Y así es contigo, Dios se mantiene fiel contigo en las buenas y en las malas.
Su palabra es y será verdadera para siempre. Dios no miente, no traiciona, no hay maldad alguna en Él. Su amor es profundo y verdadero.
Sé que a veces nos sentimos demasiado imperfectos para la gracia de Dios. Sentimos una carga sofocándonos. Vemos esas grietas dentro de nosotros que nos impiden sentirnos completos pero por la gracia, el amor y la misericordia de Dios seguimos aquí, levantándonos, luchando, permaneciendo y recordando una y otra vez que
Dios siempre ha sido fiel.
Dios siempre está presente en tu vida. Has visto la infinita bondad de Dios y la seguirás viendo. Te va a sacar una vez más de esa oscuridad. Él lo hará. Nunca te ha fallado ni lo hará. Confía en Él. Dios cumplirá sus promesas en tu vida. ¡Lo hará!
Habrá más batallas, más lágrimas pero Dios te sostendrá.
DIOS SIEMPRE TE HA SIDO FIEL.
Dios está ahí para ti, esperándote, desea que veas que Él no te ha desamparado.
El Padre abandonó por un momento a Su hijo para darnos perdón y vida a nosotros.
Al pensar en eso, ya no puedo preguntarme “Padre, ¿por qué me has abandonado”? porque ahora entiendo que Él nunca nos ha abandonado.
ÉL SIEMPRE HA SIDO FIEL.
Johanna Ochoa
"Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos." Deuteronomio 7:9
Commentaires