¿Sabías qué nuestras emociones viajan más rápido que nuestros pensamientos?😲
Así es. Nuestras emociones viajan 80.000 veces más rápido que nuestros pensamientos. 🤯
Impresionante, ¿cierto?🤔
Emoción: Sentimiento muy intenso de alegría o tristeza producido por un hecho, una idea, un recuerdo, etc. Las emociones son las que pueden hacer que nos enojemos, lloremos, gritemos o riamos en un instante.
¿Has estado atrapado en una montaña rusa de emociones? 😂😥🙄😤😭
Yo sí, y siendo sincera no se siente nada bien. En la subida estás gritando eufóricamente, emocionado y cuando estás por caer en la primera bajada, ¡zaz!, empieza el miedo, la angustia e incluso las lágrimas.
El sentirme en una montaña rusa con mis emociones es algo con lo que he batallado varias veces.
Y te cuento esto porque quizás tú has estado en esas circunstancias o estás pasando por eso en este momento y quiero decirte que si hay una solución.
Quizás, lo más fácil es que te diga: “Bájate de esa montaña” pero honestamente, eso no funciona, ya que tarde o temprano volverás a subirte en esa montaña rusa de emociones y haberte bajado sin haber aprendido nada, solo hará que todo empeore.
Tenemos que empezar a identificar que pensamientos detonan que nos sintamos tristes, enojados, alegres, enamorados, decepcionados, tranquilos.
¿Qué pensamientos son los que están dando vuelta en nuestra cabeza continuamente?
¿Son pensamientos reales?
Sí sales de tu casa pensando “me voy a caer, me voy a caer, me voy a caer” ¿Qué pasa? Quizás, no te caigas, pero tu cuerpo está preparándose para esa caída imaginaria. Tu cuerpo entra en un estado de tensión por algo que ni tan siquiera es real.
Empezamos a experimentar emociones que nos controlan y no nos dejan ver las cosas con claridad.
Nuestras emociones muchas veces nos llevan a actuar de maneras que pueden o no mostrarnos de la mejor manera. Una persona inmadura, se mueve por emociones. Una persona madura, se mueve por la verdad.
¿Cuántas veces te has arrepentido de haber dicho o hecho algo solo por la emoción de ese momento?
Cuándo dejamos que las emociones nos dominen, perdemos el control.
Y no quiero decir que tener emociones esté mal, si fuéramos capaces de controlar nuestras emociones en todo momento, quizás, vendríamos a ser como robots; respondiendo a todas las situaciones con lógica y nunca con emociones.
No se trata de ser “robots”, de lo que se trata es de vivir esas emociones correctamente.
Dios nos creó seres emocionales. Somos capaces de sentir amor, gozo, tranquilidad, felicidad, culpa, ira, decepción, miedo, tristeza, ansiedad, etc.
Es necesario que examinemos nuestros corazones e identifiquemos por qué nos sentimos de tal manera. Identificar la razón de nuestras emociones nos ayudará a saber reaccionar de una mejor manera. No todas las emociones son malas. Lo malo es cuando dejamos que la emoción nos controle y nuestros actos o palabras lastimen a otros y también a nosotros mismos.
Yo ya no quiero dejar que mis emociones me gobiernen y sé que yo no puedo controlarlas. Pero lo que he aprendido es que no se trata de que yo las controle.
Sigo aprendido a dejarle mis emociones y sentimientos a Dios. Él es el único que puede ir conmigo en esa montaña rusa y tener el poder para controlar cada subida, cada bajada e incluso cada momento donde me quede estancada en esa montaña.
Por otro lado, también sé que Él usa personas, situaciones y maneras para que nosotros aprendamos a manejar nuestras emociones.
Debemos agradecer a Dios por nuestra capacidad de sentir emoción.
Debemos buscar que nuestras emociones reflejen los atributos de nuestro Dios y no los nuestros.
Necesitamos un impulso diario, un deseo de crecer en el conocimiento de Dios, en sus atributos, carácter y Su verdad para que de esa manera nuestras decisiones vayan alineadas a Él y todo lo que hagamos sea en base a sus principios, más allá de si sentimos ganas de hacer las cosas o no.
Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.
Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes. Filipenses 4:8-9
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