¿Alguna vez has recomendado algo? ¿Una serie, un libro, incluso algún remedio casero?
Siempre que se recomienda algo es porque se tuvo una buena experiencia con ese producto, ¿Cierto?.
Es algo que disfrutaste y ahora esperas que alguien más pueda disfrutar de eso.
Ahora, dime, ¿has recomendado algo que no has usado? algún producto, un libro que no has leído, una película que no has visto, una receta de cocina que no has intentado hacer.¿Lo has hecho? ¿No? pero qué pasa si varias personas te han dado muy buenos comentarios acerca de ese producto, qué tal si varias personas te han dicho lo bueno que les salió ese producto. ¿Ahora si lo recomendarías? aún sin haberlo probado, sin haberlo experimentado, solo basándote en los comentarios de los demás, ¿lo harías?
Yo no lo haría y estoy casi segura de que tú tampoco lo harías.
Bueno, haciendo memoria creo que si lo he hecho y probablemente tú también...
Lo hemos hecho al decirle a alguien “confía en Dios”.
Creo que muchas veces decimos esas palabras sin pensar en el valor e importancia que tienen y las decimos con tanta facilidad y alentamos a otros a confiar cuando nuestra propia confianza no está puesta totalmente en Dios.
Y, no me malinterpretes. No digo que no confíes en Dios o dudes de Él.
No me refiero a eso. Lo que digo que es que muchas veces repetimos cosas que nos han dicho, repetimos palabras que otros nos han mencionado para alentarnos y lo hacemos con buen fin, pero la verdad es que solo repetimos esas palabras sin haberlas experimentado y eso es algo que debemos empezar a cambiar.
Les decimos a otros “confía” pero ¿dónde está nuestra confianza?
No podemos ir diciendo “confía” cuando nosotros no confiamos, cuando nosotros no dependemos completamente de Dios.
He aprendido a decir con cuidado esas palabras, he aprendido el valor de esas palabras.
Lo más fácil es decirlas pero debemos ponerlas en práctica y de esa manera poder ayudar a otros y entonces decirles plenamente “confía en Dios”.
Confiar en Dios y su soberanía es algo que debemos poner en práctica todos los días.
Johanna Ochoa
«Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto». Jeremías 17:7-8
Comentarios