Las fiestas de fin de año son geniales, ¿verdad?
Ambiente festivo y de gran celebración donde familiares y amigos se reúnen para esperar juntos el inicio de un nuevo año. Sin embargo, para aquellos que han perdido a un ser querido, estas reuniones pueden convertirse en un recordatorio doloroso de la ausencia de un ser amado. Es un recordatorio fuerte de que esa persona no está físicamente aquí. Hay una silla vacía en la mesa. Una silla que antes estaba ocupada por alguien amado que ya no está físicamente presente. Dicha silla se convierte en un símbolo tangible de la pérdida. A medida que las risas y las conversaciones surgen en la reunión, la ausencia de esa persona se vuelve aún más palpable.
Las primeras fiestas y reuniones sin ese ser amado, sin duda, provocan un dolor en el pecho y el ver la silla vacía de esa persona provoca que los ojos inmediatamente se llenen de lágrimas. Hay una lucha entre reír y contener el llano. Al final, se logra dibujar una sonrisa en la cara, pero con las lágrimas cayendo sobre el rostro. Ver una silla vacía puede provocar demasiadas cosas en cuestión de segundos; en un momento hay risas al recordar anécdotas, pero en cuestión de segundos llegan las lágrimas al recordar la sonrisa y el sonido de la voz de esa persona amada. Es un sentimiento agridulce; hay tristeza por su ausencia, pero hay gozo de saber que él está bien.
Hay una silla vacía, pero hay un corazón lleno de paz y gratitud. Hay tristeza, pero también hay gozo.
Puede sonar complicado o incluso inimaginable pensar que en medio de la tristeza también puede existir gozo. ¿Cómo es posible sentir ambos sentimientos al mismo tiempo? Para algunos, la tristeza puede ser tan intensa que les resulta difícil concentrarse en cualquier otra cosa. El dolor y la tristeza pueden convertirse en parte de la rutina diaria, consumiéndolos gradualmente. Pueden sentirse realmente deprimidos y sin energía, afectando su ánimo, debilitándolos y generando una sensación de desesperanza total. Es comprensible que les resulte difícil creer que en medio de esa tristeza pueda haber momentos de gozo. Y efectivamente, por uno mismo, por nuestras propias fuerzas resulta totalmente irrealizable.
Es ahí donde la gracia restauradora de Dios entra en acción. Cuando estamos rotos, desesperanzados, vacíos, sin ánimo y con un gran dolor en nuestro corazón, solo Dios puede traer restauración, consuelo y gozo. Sé que es fácil decirlo cuando no se está experimentando ese dolor o no se ha vivido algo similar. Pero ahora, yo te lo digo con un corazón roto que está siendo restaurado por Dios. Sé lo doloroso que es ver una silla vacía, comprendo perfectamente lo que significa estar celebrando y al mismo tiempo tener lágrimas en los ojos y un dolor en el pecho al recordar a esa persona amada. Es por ello, que puedo decirte que si es posible tener gozo aun en medio del dolor. Y no es por lo que tú pudieras hacer sino por lo que permitas a Dios hacer en ti.
Quizás tú, al igual que yo, estás pasando algún tipo de duelo. Quizás perdiste a alguien muy amado y ahora, al ver esa silla vacía, al ver sus fotos, al recordar esos momentos a su lado, tu corazón parece romperse aún más. Tus fuerzas parecen irse y posiblemente la tristeza y el dolor quieran tomar un lugar protagónico en tu corazón y mente, pero, en ese momento de debilidad corre a los brazos de Dios y ríndete ante Él. Sólo Él puede traer gozo a todo tu ser. Y no quiero decir que Dios quitará tu dolor o que dejarás de llorar cada que veas esa silla vacía y sientas esa ausencia de tu ser amado. No, Dios no lo va a quitar y no porque no pueda. Él puede.
Pero Dios quiere cuidarte, consolarte y abrazarte en esos momentos de vulnerabilidad y fragilidad. Él quiere que seas testigo de su gracia restauradora y que veas y sientas como Él puede construir cada parte de tu corazón roto y espíritu quebrantado.
Confía en Jesús, y al igual que Él, busca a Dios en ese momento de aflicción y dolor
<< Jesús se alejó a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró: «Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortaleció. Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.>> S. Lucas 22: 41-44 NTV
Cuando el dolor de ver esa silla vacía llegue a tu corazón, no te rindas y busca refugio en Dios. Sólo Él puede abrazarte en medio del dolor y secar cada una de tus lágrimas.
Deseo que este nuevo año la presencia de Dios esté contigo todos los días de tu vida y que experimentes el gran amor de Jesús en tu vida.
Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Números 6:24-26
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